Publicado en El Mundo de Berisso 18/02/19

Los humedales y la gente

Por Julio Ariel Milat (*)


Celebramos a principio de mes el Día mundial de los Humedales. Hace menos de una década, pocos usaban este término y no existían muchas actividades por la efeméride, teniendo en cuenta que febrero es un mes de vacaciones en nuestro país. Hoy, en cambio, en redes sociales se comparte y difunde una importante cantidad de actividades para recordar y crear conciencia sobre la importancia de estos ambientes.
Desde el lado de las ONG, asociaciones y centros de investigación especializados se han realizado todas las acciones posibles para difundir los favores que los humedales brindan a la población. Se acuñó también la denominación “recursos ecosistémicos”, para agrupar y cuantificar los beneficios que nos reportan.
Creo que hasta el momento las iniciativas, las expresiones artísticas y el sentido común convirtieron a los humedales en paradigma de nuestros tiempos.
Aún así, desaparecen -como una costumbre- bajo cientos de metros de tosca y se comercializan con carteles publicitarios, prometiendo paraísos privados y cercados.
Creo que existe una parte de este problema que no alcanzamos a vislumbrar, o lo hacemos cuando se firmó la partida de defunción del humedal.
Y es que el destino de estos ambientes se encuentra en manos de concejales, funcionarios municipales, diputados y otros servidores públicos.
A esto se suma que estos representantes, una vez ungidos con el voto popular, acceden a sus cargos y allí se quedan, con lo poco o mucho aprendido hasta ese momento. No hay una evolución en su conocimiento sobre la universalidad de temas sobre los que van a legislar, entre ellos el de los humedales. No es que deban versar sobre todos los temas, pero tienen el tiempo y los recursos para decidir con criterio y sentido común. Y cuando hablo de recursos me refiero al conocimiento y la experiencia de los que conocemos estos reservorios desde antes de ser famosos.
La ley de Humedales todavía no sale, presa del lobby inmobiliario y empresarial que sabe que en el ‘mientras tanto’ hay luz verde para los negocios de unos pocos.
En estos últimos años, la marea del progreso se llevó puestos a muchos humedales y los que quedan laten y resisten a la urbanización.
Lo tragicómico de la situación es que se rellenan y modifican espacios de biodiversidad para construir barrios de fantasía, destinados a un pequeño sector del país que quiere vivir ‘seguro’ detrás de un alambrado bienestar. Urbanizaciones caras y selectas con nombres como Lake of Berazategui o los Ombúes de Hudson (si supiera Guillermo de este engendro…).
Lo que perdemos no interesa. Entonces resulta que las nuevas inundaciones de la periferia se deben al cambio climático. Total, las obras hidráulicas complementarias necesarias para suplir lo que funcionaba naturalmente nos costarán a todos -ahora sí todos- apenas unos cientos de millones.
A veces me imagino que el suelo y los humedales se presentan en un exuberante banquete, servido para personajes seducidos por pecados capitales como la soberbia, la pereza y la avaricia, tal vez los más capitales de todos.
La pérdida incesante de estos ambientes se aceita en largos procesos legales, en evaluaciones de impacto ambiental casi ridículas (como cuando se rellenaron 50 hectáreas de humedales de Isla Paulino con refulados contaminados con hidrocarburos para la Terminal de Contenedores de. Puerto La Plata; trabajo de una empresa con domicilio en Tierra del Fuego).
Otra herramienta en el proceso son las audiencias públicas, maratónicas y repletas de argumentos, pero no vinculantes y sin eficacia para frenar obras como la referida.
No debemos permitir que meros negocios inmobiliarios disfrazados de progreso para la población se mezclen en nuestra historia ambiental.
Nos merecemos intendentes y funcionarios que no sucumban frente a un grupo de personajes trajeados, con maletines y carpetas de proyectos. Que además tengan criterio y puedan discernir lo que es mejor para la gente. Y que también dejen de pecar de necios, por desconocer lo que deberían conocer, tal su definición.
Ya nos acostumbramos a las inundaciones, ya plantamos soja hasta en la luna, ya hubo pérdidas y muertes de grandes y chicos, arrastrados por el agua que no puede pasar por los barrios privados, antiguos humedales, y se lleva todo y a todos a su alrededor.
Ya normalizamos que un avión fumigue con agrotóxicos a 200 metros de los patios de las escuelas donde se educa el futuro de la patria y se iza la bandera de nuestro país todos los días.
La pérdida de biodiversidad de nuestro país se decide en despachos elegantes, con aire acondicionado, a cientos de kilómetros de la realidad. Es una lucha desigual y despareja, donde David no gana nunca.
Los procesos de modificación, rellenos y desaparición en este caso de nuestros humedales, suceden en semanas y son categóricos. El ambiente no existe más.
Hace días festejamos el día de la educación ambiental y afirmamos la importancia de esta herramienta en la educación de los pueblos. Me pregunto ¿Qué podrá ver un chico de cuarto grado en 15 años? Ese mismo al que hoy se le fumiga la escuela.
En el Concejo Deliberante local, la Comisión de Salud y Medioambiente no se reunió nunca durante 2018. ¿Será que cumplen los dichos del General? Eso de ‘si algo no se quiere resolver, formen una comisión’…
Como decía un personaje de la televisión, ‘billetera mata humedal’. Cuiden los humedales y no tendrán que justificar el cambio climático. Cuiden los humedales y sus hijos podrán pescar. Ilustren al funcionario de turno para que comprenda por qué es obligatorio proteger los humedales. Visiten un humedal, aprendan sus funciones, contemplen sus bellezas y lleven a sus hijos y recuérdenles que son el futuro de todos.
No soy un idealista. Quiero el progreso y el bienestar económico, pero en equilibrio, con intercambio de opiniones y discusiones esclarecedoras entre la gente y los que deciden sobre esa gente. Sin decretos ni plumazos. Con consenso.
(*) El autor es director del Museo Ornitológico y Centro de Interpretación Ambiental.

Publicado en El Mundo de Berisso 21/02/19

TERRITORIOS EN COLABORACIÓN / PEDAGOGÍAS DE LO ANEGADO

Por un mapa en el que no se borren ecosistemas

En los primeros días de febrero, la Isla Paulino fue epicentro de la quinta campaña de “Territorios de Colaboración. Pedagogías de lo anegado”, proyecto del que participan múltiples organizaciones, investigadores y artistas preocupados por la situación del sistema de humedales que abarca el delta del Paraná y la franja costera sur del Río de la Plata.
Desarrolladas entre noviembre y febrero, las cuatro campañas previas habían tenido como escenario zonas ribereñas de San Pedro, Ibicuy, Victoria, Rosario, Tigre, San Fernando y Campana. En ellas y en la de Isla Paulino, el trabajo fue interdisciplinario y contempló la participación de pobladores de cada zona.
Las bases metodológicas del proyecto se sentaron de marzo a octubre del año pasado. Llegó entonces el momento del trabajo de campo y lo que espera ahora es un ‘laboratorio’ de tres días que comenzará el 28 de febrero, con el objetivo de poner en común del material reunido en las campañas y discutir cómo abordar las diferentes problemáticas y trabajarlas ‘desde la pedagogía del humedal’.
Alejandro Meitin, referente de “Casa Río”, organización con sede en Punta Lara y pilar de la propuesta, subraya que el proyecto surgió en el marco del programa internacional “Humedales Sin Fronteras” y que a la vez constituye una etapa de “La Tierra NØ Resistirá”, proceso de investigación, exhibición internacional y foro público cuyos resultados se presentarán en marzo en Rosario.
Un importante disparador utilizado en las actividades desarrolladas en Isla Paulino tuvo que ver con la pregunta “¿Quién y para qué se diseña un territorio?”, en este caso para hacer referencia puntual a proyectos portuarios presentados para la región. La intención es que cualquier iniciativa ligada a ese tipo de desarrollo no avance sin antes contar con el consenso de las poblaciones afectadas. Menos aún sin contemplar los efectos que el accionar podría generar en los ecosistemas próximos.
“La idea es que los proyectos no nos pasen por encima la próxima vez y que estemos preparados para dar respuesta y hacer visibles muchas situaciones que en general se pasan por alto”, plantea Meitin.
Durante la campaña ligada a la región se analizó la compleja red de actores e intereses que orbitan en relación a la actividad del Puerto La Plata, planteando el caso como el de ‘un espejismo en crisis’.
“Amparado en el discurso del progreso y en la arbitrariedad en la toma de decisiones, generó ilusiones de trabajo y desarrollo para mucha gente, que una vez más se vieron frustradas”, se lee en la formulación del proyecto, en el que se consigna además que dichas ‘ilusiones’ se repiten con cada anuncio de nuevos planes. Allí, también se retoman críticas al vuelco del refulado que se efectuó hace unos años en zonas de humedales de la Isla Paulino.
“A lo largo de este proceso no se tuvo en cuenta la alta vulnerabilidad de los ecosistemas ribereños ni los modos de vida de los pobladores asentados a sus márgenes”, advierten los ambientalistas.
En la Paulino, las actividades abarcaron en concreto una caminata (hacia ‘Isla Utopía’ se la bautizó), las transmisiones de una ‘radio isleña’, charlas sobre el circuito histórico y productivo del lugar y grabaciones de campo para la conformación de un mapa ‘sonoro’.
En lo que a ‘cartografía’ se refiere, cabe mencionar que el proyecto general también contempla la confección online de un mapa colaborativo (https://mapa.casarioarteyambiente.org) en el que ya figuran puntos de interés respecto de ecosistemas del sistema de humedales ligado a los ríos Paraná y del Plata.
El balance del paso por la ribera berissense fue exitoso, mencionó Meitin, gracias al aporte de muchas personas y organizaciones, entre ellos Julio Milat, referente del MOCIA (Museo Ornitológico y Centro de Interpretación Ambiental de Berisso); Daniela Mondelo e integrantes de Isleños de Pie y Casa Isleña Haroldo Conti; integrantes de Estudios Pacífico que presentaron un video producido el año pasado; representantes de medios digitales y Germán Salmen, Coordinador municipal de Isla Paulino.
Durante las dos jornadas que abarcó la campaña en el lugar, se insistió en la necesidad de que el Congreso sancione una Ley de protección de Humedales, luego de que un proyecto referido al asunto perdiera estado parlamentario a finales de 2015. La fiesta final tuvo lugar en la quinta del histórico productor Miguel Ruscitti, que alberga una huerta comunitaria agroecológica.
Las imágenes son gentileza de la organización “Casa Río”