Publicado en El Mundo de Berisso 19/10/12


NICIATIVA DE LA MUTUAL 10 DE JUNIO
Distinguen a joven por trabajo literario sobre valores
Recientemente, en el marco de un proyecto institucional orientado a la revalorización de virtudes humanas, la Asociación Mutual 10 de Junio propuso a estudiantes del distrito escribir acerca de valores.
Entre las obras presentadas, las autoridades de la entidad decidieron destacar la presentada por el joven de 12 años Martín E. Rodríguez Fernández, alumno de sexto año de la Escuela 2 y entusiasta lector de la biblioteca popular Florentino Ameghino, que funciona en la sede de la Mutual.
La distinción se concretó en el marco de un acto durante el que se homenajeó a los maestros por la reciente conmemoración del 11 de septiembre.
Al referirse a la obra, la profesora Yolanda Peluso, presidente de la Mutual, destacó que en el trabajo del pequeño escritor se hace mención a la llegada de los inmigrantes, se efectúa una descripción bella e inteligente del paisaje, dando pautas del sentido de la conservación del monte, poniendo de relieve la importancia de la vida familiar y realizando un llamado reflexivo al hombre.
A continuación, la transcripción del trabajo distinguido:
“Si el árbol hablara…”
Llevo 143 años en pie, he tenido una juventud alegre y confortable. Mis padres, Don Antonio y Doña Efigenia Rodríguez llegaron en un gran barco desde muy lejos; y ahí nomás, cerquita del río, decidieron quedarse para comenzar una nueva vida llena de esperanza y trabajo. Me plantaron para simbolizar su amor, fui ubicado en el fondo y la derecha de un pequeño ranchito apuntalado por unos cuantos quebrachos colorados. Recuerdo a Doña Efigenia regarme todas las tardes; al mirarme imaginaba tener muchos hijos jugando en ronda alrededor mío. Don Antonio, en cambio, me veía como la gran sombra que protegería su casa y brindaría frescura a sus siestas.
En aquellos años, la ribera del río recibió a muchos familiares de inmigrantes; llegaban con deseos de paz y prosperidad, trabajaban duramente; grandes porciones de tierra eran para la vid; otras para frutales, criaban ovejas, pollos y gallinas.
He visto el sudor del sacrificio en sus rostros; pero también he sido el guardián de sus grandes festejos. Los tallarines de Doña Efigenia y el vino patero de Don Antonio eran para los lugareños la cita esperada de los domingos. El sol caía a mis pies al compás de la milonga, y el río llegaba fresquito a mojar los pies de los visitantes como despidiéndolos hasta el próximo domingo.
Los Rodríguez tuvieron hijos y fueron felices; al pasar del tiempo, esos hijos ya hombres se marcharon con sus esposas al pueblo; los padres al cielo.
Un día me sentí sólo, ya no sonaban las guitarras, ni corrían los niños. Doña Efigenia ya no remendaba las ropas a la sombra de mis brazos. Me dí cuenta que tanto amor me había hecho crecer hasta ser el más robusto del monte; el pilar de muchas casas de bellos horneros; se enamoraron de mí preciosas enredaderas cubriéndome de campanas rojas y delicadas madreselvas que treparon hasta mi copa perfumándome desde las raíces. También fui el parque de diversiones de jóvenes comadrejas. Sí, he sido alimento, refugio y compañía de carpinchos, arañas  cardenales, picaflores, loros, hormigas y mucho más.
Pero lo más importante que hice en mi vida fue limpiar el aire días tras día durante estos 143 años; una tarea cada vez más difícil, pues el hombre llega con sus proyectos, sus maquinarias y su inteligencia superior a depredar pedacito a pedacito este monte sin detenerse a observar que era su pulmón; que nosotros, los árboles no razonamos ni hablamos pero sentimos la destrucción de nuestra tierra y que un día ya no vamos a estar para limpiar el aire de todos.
Hoy 10 de abril cumplo 143 años; soy el último Álamo Carolina de la ribera del Río de la Plata y a pesar de mis años sigo purificando aire para todos gratuitamente y sin distingo de clases sociales; sólo lo hago para cuidar nuestro planeta.
Si pudiera hablar, les diría a los Hombres: son ustedes los que tienen el don de razonar; practiquen y ejerciten esa virtud como nosotros continuamos purificando para ayudar la vida. Aprendan a convivir con la naturaleza; sin nosotros no hay aire puro y sin él no habrá proyecto alguno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario