Publicado en El Día 03/10/16

EDITORIAL

Las costas de la Región necesitan que se actúe contra la contaminación


La advertencia formulada por científicos acerca de la extrema degradación ambiental que sufre la costa del Río de la Plata, con registros que denotan niveles alarmantes en nuestra zona, en lo que resulta ser una directa agresión a la calidad de vida de la población y a los recursos naturales, parece constituirse en un extremo más allá del cual los daños se convertirían en tan gigantescos como irreversibles.
El problema, que se agudiza desde hace varios años, fue planteado en una nota publicada en este diario en la que científicos platenses alertaron acerca de que se está agotando la capacidad de autodepuración del Río de la Plata, en una situación que se empeoró en la última década y a la que nadie le pone freno.
Tal como se señaló, las aguas tienen un nivel de contaminación en algunas zonas de la costa que compromete su calidad. La intervención sobre la vegetación natural ha dejado a la costa en sí, a las aves y peces librados a condiciones que no están preparados para afrontar. Y cambian para mal, emigran o mueren. Hasta las playas presentan altos índices de polución. Las construcciones siguen avanzando en zonas ganadas al río. En rigor, se ha lanzado un boomerang. Hay tiempo de reducir su efecto. Ese tiempo es poco y habrá que ver si es que se impulsan ahora políticas eficaces, coordinadas de largo aliento.
“La degradación ambiental de nuestra costa ha conducido a la disminución, e incluso a la pérdida, de muchos servicios que naturalmente presta a los ciudadanos”, advirtieron los investigadores del Instituto de Limnología de La Plata, quienes estudian los cursos de agua de toda la Región. Añadieron que “el Río es bebedero y cloaca al mismo tiempo, ya que a él van a parar todos los desechos cloacales. No hace falta ahondar en la necesidad de cuidarlo”.
Como resultado de políticas erradas o de omisiones, se pierden de continuo vegetaciones ribereñas, peces, aves, ranas, tortugas, cangrejos, algas. Ya no es posible bañarse. Y no hay planificación entre los municipios y la Provincia para encarar la problemática con políticas serias y consensuadas de planificación costera, se añadió.
Han sido reiterados los reclamos de numerosos vecinos y representantes de distintas entidades por la realización de tareas de tala y desmalezamiento en la zona ribereña, así como por los posibles daños derivados de esas circunstancias, entre otras de las múltiples agresiones que sufre el medio ambiente costero.
El Río sometido a un constante bombardeo de contaminación orgánica e inorgánica, las costas abandonadas a la buena de Dios, sin que los organismos públicos con incumbencia realicen ningún tipo de contralor y de defensa de los recursos naturales, han dado a través de los científicos su voz de alerta y es hora de escuchar esa demanda.
Las zonas ribereñas de la Región , con reservas naturales que aún se está a tiempo de salvar, como son la Selva Marginal de Punta Lara, las islas y canales, así como los humedales puestos en riesgo, merecen que se haga un esfuerzo serio para su preservación, que significa nada más y nada menos que ponerlos al margen de toda agresión. La desaparición de la vegetación propia del lugar y la emigración de peces y aves son daños demasiado graves como para no suponer que las autoridades y la sociedad en pleno reaccionarán para evitarlos.

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