Publicado en El Mundo de Berisso 28/09/12


REDACCIÓN ABIERTA
Berisso, ciudad sin árboles

Últimamente se ha puesto de moda la palabra “pseudoambientalistas”, como manera peyorativa de llamar a los “ambientalistas”. Es casi como un insulto. Nos tratan además de “retrógrados”, de poco informados, casi hasta de ignorantes. Como ambientalista que soy, no veo la manera de poder ser “pseudo”. Simplemente soy ambientalista porque la naturaleza y el aire puro están para mí más allá de todo deseo de lucro, porque me interesa más un árbol que un billete, más un monte que un shopping, más una caminata por un monte que un paseo en auto de alta gama por Puerto Madero. Pretendo dejar a mi hijo como herencia simplemente mi lucha por un mundo mejor antes que riquezas mal avenidas. Y como por ser ambientalista no se gana dinero. Creo que todos los que estamos en esta lucha lo hacemos sin esperar nada a cambio. Por eso me atrevo a quejarme, porque nadie va a poder acusarme de corrupción ni enriquecimiento ilícito. Creo que en cambio sí podría hablarse de los “pseudopolíticos”. En la antigüedad los políticos trabajaban en sus ratos libres y sin cobrar por sus servicios. La tarea del político fue mínimamente remunerada, pudiendo ser investigado en cualquier momento a pedido del pueblo, si es que esta sospechara de su decencia. Actualmente, ser político es una manera de hacerse millonario. Día tras día vemos como “muchachos humildes” que lograron un puesto como funcionarios se enriquecen en pocos años, aunque ellos creen que los ciudadanos no lo notamos. Claro, porque somos demasiado ignorantes. Yo diría que justamente son pseudopolíticos, porque no trabajan “para la comunidad”, sino que viven a “costa de la comunidad”. Así es muy fácil ser patriota, y es hasta lógico que se vea que todo funciona de maravillas. A cambio de algunos beneficios para el pueblo, se logran grandes beneficios para los bolsillos particulares, y esto sí que repugna y huele a podrido. El pueblo puede parecer ignorante, pero todo se sabe. Aún los negociados más secretos. Por eso prefiero defender a los árboles, víctimas de comercios asquerosos y usureros, y no ganar un centímetro pero sentirme orgullosa de mi lucha, antes que ser político y llenarme los bolsillos y viajar en avión y ser un “señor” pero en lo íntimo saber que soy un mentiroso y un ladrón.
Próximamente creo que Berisso va a ser, aparte de la Capital del Inmigrante, “Ciudad sin árboles” porque se los están vendiendo todos. Quienes lucran con la leña de los árboles de la ciudad y de nuestro monte, me parecen simplemente detestables, porque están vendiendo la salud del planeta y de todos sus habitantes, incluidos nuestros hijos.

Silvia Geymonat
DNI 13.766.682

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