Publicado en El Día 01/07/12


Hacen falta acciones para evitar degradación ambiental en las costas de la Región  



Hace ya varios años que los especialistas y las entidades ambientalistas, así como no pocos pobladores de esos lugares, presentan denuncias y pedidos de preservación de los montes ribereños y de los humedales existentes en nuestra región, por el serio riesgo de degradación que corren estos recursos sea por los distintos tipos de contaminación que sufre el frente costero del Río de la Plata o como derivación de la mano del hombre.


Ahora, tal como lo reflejó una nota publicada en este diario, integrantes de una organización ambientalista denunciaron un presunto daño ambiental por obras de dragado que se realizaron en la zona denominada La Canaleta y las márgenes de las islas Santiago y Paulino.


Concretamente, los ambientalistas señalaron que como consecuencia de los trabajos realizados en los últimos meses en la zona ribereña se deforestaron 35 hectáreas en la zona de la Isla Paulino” algo que -dijeron- representa una clara violación de las normas sobre paisajismo y medio ambiente. Los ambientalistas dijeron que hace meses llevaron este reclamo al Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible (OPDS), la Fiscalía de Estado, y -según adelantaron- en los próximos días harán lo propio ante el Defensor del Pueblo de la Nación.


Tras aludir a la presencia de metales pesados en los barros extraídos por las tareas de refulado y dragado realizadas, destacaron que existen informes de la Universidad demostrativos de la presencia de esos metales y que, por tanto, las tareas debieran realizarse tomando prevenciones que no se están adoptando ahora.


Esta denuncia, como se ha dicho, se suma a una sucesión de reclamos similares, por distintos tipos de contaminación que afectan a los cursos de agua existentes. Así, pocos meses atrás, se detectó una gran mancha de hidrocarburos sobre el canal Río Santiago, en un episodio que se reitera con frecuencia en el puerto y delta de nuestra región y que origina graves consecuencias para el medio ambiente.


A su vez, el año pasado numerosos vecinos y representantes de distintas entidades habían protestado por la presencia de máquinas y operarios que realizaban tareas de tala y desmalezamiento en cercanías del club Regatas y el Fuerte Barragán y por los posibles daños derivados de esas circunstancias, requiriéndose una muy rápida investigación y respuesta de las autoridades responsables.


Se ha dicho aquí en ocasiones anteriores que permitir que una desaprensiva acción humana interrumpa una interacción entre los montes y el río podría acelerar un proceso de deterioro irreversible. Otro tanto corresponde decir si se permitiera el libre vertido a las aguas del puerto que merecen que se las proteja y se las considere como recursos naturales de excepción.


Las zonas ribereñas de la Región, con reservas naturales que aún se está a tiempo de salvar, como son la Selva Marginal de Punta Lara, las islas y canales, así como los humedales puestos en riesgo, merecen que se haga un esfuerzo serio para su preservación, que significa nada más y nada menos que ponerlos al margen de toda agresión. La desaparición de la vegetación propia del lugar y la emigración de las aves son daños demasiado graves como para no suponer que las autoridades y la sociedad en pleno reaccionarán para evitarlos.

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