Publicado en El Día 14/05/12


Sigue sin resolverse el grave problema de contaminación que padece el arroyo El Gato 


Aún cuando enmarcadas en una endémica inoperancia estatal, que ha permitido que este cauce de agua, por sus elevados niveles de contaminación, se haya convertido en un símil del Riachuelo, resultan dignas de mención y elogio las tareas de limpieza que grupos de vecinos, junto a la delegación municipal y una cooperativa están realizando en el arroyo El Gato desde hace más de una semana.
Tal como se informó, entre diez y quince personas por día, desde primeras horas y hasta próximo el mediodía recorren ambas márgenes del arroyo, sobre la 514 y desde la avenida 1 hasta la 7, con bolsas de consorcios, equipados con guantes y botas, para despejar el lugar. Según se indicó, en las pocas jornadas que se llevan de tarea juntaron ocho camiones cargados de basura para llevar a la Ceamse, llegándose a encontrar hasta heladeras y cocinas rotas, tiradas al costado del arroyo.
Lo cierto es que, ya desde hace décadas, se conoce que el arroyo El Gato viene exhibiendo niveles cada vez más altos de contaminación orgánica e inorgánica. Crecientes cargas de desechos y centenares de toneladas de basura flotando a la deriva, vuelcos de toda clase de desperdicios, conexiones sanitarias clandestinas y camiones atmosféricos que vacían sus tanques con total impunidad conforman el panorama de un curso de agua que atraviesa lugares densamente poblados, ubicados en la periferia de nuestra ciudad.
Cabe recordar que en febrero de 2009 se colocó una barrera flotante, en dos secciones, a metros del puente de 7 y 514. Desde entonces se recogieron más de 600 toneladas de toda clase de desperdicios, merced a un convenio por el que la Ceamse aporta los dispositivos y la Comuna financia la mano de obra y la disposición final del material recolectado.
Está claro, entonces, que no han servido los estudios profundos realizados años atrás por profesionales de la Universidad Nacional de La Plata y tampoco las múltiples constataciones verificadas por organismos responsables de la Provincia y de las comunas de La Plata y Ensenada. Es verdad que han tenido el valor de ofrecer diagnósticos precisos acerca de la magnitud de la degradación y de la necesidad de concretar urgentes medidas de saneamiento. Pero, pese a todo, con el transcurso del tiempo, el arroyo El Gato se muestra cada vez más contaminado, cada vez más riesgoso para la salud de miles de pobladores, muchos de ellos también responsables de la contaminación existente.
Sólo la puntual detección de las fuentes contaminantes, la debida identificación de personas, empresas y funcionarios responsables del deterioro ambiental -tal como lo requirieron años atrás los vecinos en una denuncia penal formulada- la aplicación de multas y de las sanciones más severas previstas, en medidas que debieran aplicarse en forma sostenida y por el tiempo que sea necesario, podrán volver eficaz la prometida tarea de depuración.
A ello debiera agregarse una campaña muy intensa dedicada a inculcar en la población una cultura de respeto al medio ambiente, sin cuya existencia serán inútiles los operativos que el Estado pueda impulsar. La gente debe saber que lo que está en juego es su propia calidad de vida y la de las futuras generaciones.

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